lunes, 29 de diciembre de 2008

Vol 1, No. 7, El Indultazo

Política y Cultura
Del Zapatazo al Indultazo
Cuando el periodista irakí Muntadhar al-Zaidi tiró sus dos zapatos al Presidente Bush en Bagdad el pasado 14 de diciembre comenzó una cadena de eventos que promete transformar la triste realidad económica en todo el mundo. O sea, lo que hizo promete ser la mayor oportunidad de desarrollo económico después de los efectos devastadores de la caída del modelo económico neo-liberalista en los últimos años.

El fabricante del “modelo Ducati 271”, el Sr. Ramazan Baydan de Turquía, dijo que luego del incidente ha recibido órdenes por más de 300,000 copias del ahora famoso zapato de suela gruesa que pesa apenas 11 onzas, mayormente provenientes de Irak, Irán y los Estados Unidos de Norteamérica. El zapato es conocido ahora como el “Bush-Shoe” o el “Bye Bye Bush Shoe”. La compañía Baydan Ayakkabicilik San & Tic, fabricante del zapato, ha tenido que emplear a 100 nuevos empleados y contactado a una agencia publicitaria para ayudarle en el mercadeo del ya famoso producto. Las nuevas órdenes representan un 400% del incremento en el nivel de venta anual del modelo desde que fue creado en el 1999.

El acto del periodista al-Zaidi ha dado comienzo a competencias deportivas donde participantes tiran zapatos a efigies o caricaturas del Presidente Bush. Se han comenzado a diseñar juegos y eventos que replican el suceso, lo que tendrá un tremendo impacto económico para nuevos comerciantes. Lamentablemente muchas personas desconocen el contexto cultural de lo que hizo al-Zaidi. Dentro de la cultura árabe y para muchos musulmanes, la planta del pie es la parte más sucia del cuerpo. Mostrar la planta del pie al cruzar las piernas o poniendo los pies descalzos frente a otro, es considerado insultante y un irrespeto al que está en frente. Cuando se entra a la mezquita el feligrés se quita los zapatos y se lava los pies como señal de respeto y honra. El periodista al-Zaidi no se conformó con tirar los zapatos (no uno sino dos) para mostrar su irrespeto hacia Bush, sino que igualmente llamó “perro” al Presidente, algo igualmente insultante dentro de la cultural árabe.

En nuestro contexto local, lo que podríamos llamar “el indultazo” tiene un efecto similar. Al indultar a personas condenadas como, bueno, ladrones, el Presidente Fernández ha mostrado las plantas sucias de sus pies a la sociedad dominicana. Cuando cayó Saddam Hussein los iraquíes pisaban el rostro de sus estatuas derribadas en referencia directa al aspecto cultural de mostrar la suela del zapato ante el rostro empedrado que representaba al despótico y despreciado gobernante iraqí. Aquí en la República Dominicana el Presidente del país se da el gusto de liberar personas responsables por robar 1,800 millones del Plan RENOVE y a la persona que en los meses recientes ha representado el robo de más de 50,000 millones a depositantes de un banco. Al indultar a Vivian Lubrano de Castillo por el caso Baninter, y a los sindicalistas Casimiro Antonio Marte Familia (Antonio Marte), Milcíades Amaro Guzmán y Gervasio de la Rosa, al igual que al ex funcionario Pedro Antonio Franco Badía, por el Plan Renove, el Presidente Fernández conscientemente ha insultado los más profundos sentimientos de dignidad de gran parte, quizás la mayoría, de los dominicanos. La suela de sus piés ha pisoteado nuestros rostros.

¿De qué sirve tener una oficina dedicada a perseguir la corrupción? ¿De qué sirve llevar a estas personas a la corte, invertir cuantiosos recursos en acusarlos, que un poder del estado los condone ante la evidencia presentada y finalmente ponerlos en la cárcel? Sirve para enseñarnos que con el gesto anti-democrático de una firma enlodada con la desverguenza, el Presidente Fernández nos ha dado un INDULTAZO, o sea, un zapatazo amoral tirado a nosotros, los ciudadanos. Dicho finamente pero en buen dominicano, el equivalente en nuestra cultura al zapatazo en la cultura árabe es decir que el Presidente nos ha tirado un gas intestinal en nuestro rostro.

El prospecto económico del Indultazo es increíble. Vamos a inventar a un juego de mesa llamado “El Indultazo” en el que los jugadores intentan robar al banco (el país) lo más que puedan para al final recibir un “Indultazo.” Vamos a crear una fábrica de camisetas impresas con la palabra “Indultado” y vamos a vendérsela a todos los narcotraficantes, los ladrones, los violadores, los violadores y los engañadores. Vamos a hacer que el ponerse una camiseta “Indultado” sea una moda popular y atractiva. En este pais donde hay tanta corrupción el ser indultado es un honor. Otra idea, tomemos a la menta de espíritu o menta verde y cubrámosla de una capa ligeramente amarga. Lo amargo representa la primera pena de la condena, pero debajo de lo amargo está el Indultazo, lo dulcecito de la burla social que representa el Indultazo. Imagínense yendo al colmado donde uno pueda decir “oye, dáme 10 indultazos.” Las barras pueden comenzar a hacer batidas “indultadas,” arriba amargas y abajo dulces. Por encima de todos, vamos a hacer creativos y a producir productos mercadeables que nos ayuden a nunca olvidarnos de este Indultazo.

El Indultazo crea un penoso precedente. ¿Con qué moral se perseguiría, condenaría o se dejarían en la cárcel, a personas que en un futuro cercano podrían ser procesados por desfalco, por abuso de confianza, por robo, por asociación de malhechores, por cosas menores a los cargos comprobados contra los indultados? ¿Y qué piensan los cientos de presos y presas que cometieron menores faltas pero no fueron indultados? Si lo comprobado contra los presos indultados es cierto y se los dejó libres gracias al Indultazo, imagínese lo que sucedería si a todos los que cometieron faltas menores se les indultara igualmente. Nuestras cárceles quedarían vacías.

Señor Presidente, échese pa’tra. Devuelva a esa gente adonde pertenecen. Si no, Señor Presidente, pídale perdón a los cientos de prisioneros que no fueron favorecidos con su descarado Indultazo.

Otro Zapatazo
Recordando a Imelda Marcos

No podemos hablar de zapatos sin mencionar a Imelda Marcos, esposa del dictador Ferdinand Marcos de Las Filipinas. Cuando la pareja tuvo que abandonar el palacio presidencial a raíz de la caída de la dictadura encontraron que la primera dama tenía no 10 ni 20 pares de zapatos, sino 2,700 pares de zapatos. O sea, ella podía pasarse casi 9 años sin ponerse el mismo par de zapatos dos veces. Si el periodista al-Zaidi hubiera tenido 2,700 pares de zapatos para tirarle a Bush, muy probablemente todavía le estuviera tirando unos cuantos más, asumiendo que le quedaran brazos con fuerzas suficiente para seguir tirando.

Dios mío, hasta dónde puede llegar la soberbia humana: 2,700 pares de zapatos y cinco indultazos.

La Fotografía
Zapatazos para Saddam Hussein

Iraquíes le dan zapatazos al rostro de Saddam Hussein, para mostrar profundo irrespeto hacia la persona y la memoria del despótico gobernante iraqí, después de su caída en el 2003.






Oda al Zapato de Bagdad
Vuelan los Zapatos en Bagdad
Vuelan los zapatos
como misiles sobre George W.Bush.
Se vuelven los zapatos contra él
y los pasadores aprovechan su ajuste de cuentas.
En lengua milenaria que da flor al idioma
le gritan los zapatos al oído: "¡pedazo de perro!"
Desde el patíbulo el ahorcado
le tira, agusanados y fríos, sus zapatos de muerto.
Vuelan los zapatos descalzos de los asesinados,
de los escarnecidos en Guantánamo,
de las viudas sin ojos de tanta lágrima,
de los niños sin brazos pintándole
la cara desteñida a George W. Bush
con cagarruta de soldado invasor.
No quiero calzado Pierre Cardin,
menos calzado Bertulli Boston (de diseño italiano)
ni calzado Klass (de las estrellas de cine),
quiero zapatos de la resistencia
marca MOUNTAZER AL ZAUDI, madre.
Arturo Corcuera, Perú

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